El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán
- ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...

Pedro Casaldáliga

domingo, 25 de diciembre de 2011

Para acercarse

Hace un año tuve el regalo de contemplar este atardecer en Puente Grande.  El paisaje era extraordinario: el sol se iba poniendo cada vez más brillante y comencé a tararear una canción navideña que me gusta mucho: 
"Estrella que surges en nuestras tinieblas,
lucero divino de gran respandor;
Oh Sol que vences la noche del mundo,
tú, luz eterna, Oh Cristo Jesús..."
De pronto caí en la cuenta: todo eso es muy bonito, pero muy lejano. Las estrellas son brillantes, pero inalcanzables. Y Dios es también cercanía, confianza, intimidad.

Yo traía rondando la pregunta: ¿Por qué te encarnaste?  Y fue llegando la respuesta sorprendente:  Porque ser sólo Dios hubiera sido demasiado solitario.  No basta ser estrella, luz, sol, camino... Quería otras palabras más sabrosas: ser amigo, mano, hombro, piel, mejilla... 
Y más espectacular se ponía la bóveda: impresionante, preciosa, perfecta... y su respuesta era clara:  es precioso, pero muy lejano. Quiero la cercanía de ser humano

Recordé un fragmento de un poema de Casaldáliga: 
"Y cuando el Templo, en su esplendor, 
lo ofusca, 
rompe infantil el vientre de María"

Hacerse sencilla, cercanamente humano...  ¿Será que nosotros mismos aprenderemos eso?

sábado, 24 de diciembre de 2011

Té y silencio

Tengo un ritual desde hace algunos años: me levanto temprano, bajo a la cocina por un té y me siento un rato largo en un rincón silencioso. Si estoy en mi casa, es en el sofá de arriba. Con mi vida viajera, si amanezco en otra casa puedo quedarme en mi cuarto, buscar la capilla o cualquier lugar donde sé que no pasará nadie.
Suele ser el mejor momento del día. Antes, me servía para organizar mis ideas, para hablar con Dios o escribir en mi cuaderno. Últimamente noto que lo importante es callar... y sí, estar con Dios. Sentirme a veces invadida por su presencia; a veces, sutilmente acompañada.
También puede pasar que sucumba a la tentación de encender la computadora (la música es un buen pretexto), checar mi correo y así empezar el trajín del dia. Pero a esa hora, incluso si estoy dispersa permanece la sensación de contacto.
Por eso el blog tendrá este nombre. Es el espacio para compartir algunas de las reflexiones tejidas en esos espacios de té y silencio, mientras va llegando la luz de la mañana.
¿Quién leerá esto? Posiblemente mi mamá y 3 ó 4 amigas. Pero a aquellos que se asomen... bienvenidos, bienvenidas.