El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán
- ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...

Pedro Casaldáliga

sábado, 14 de septiembre de 2019

Ofrecer misericordia

Esta tarde salí a caminar por Roma. Logré llegar a una iglesia con la que no había podido dar: "Santa Maria de la Victoria", conocida porque ahí está la famosísima estatua del éxtasis de Santa Teresa. La iglesia, totalmente barroca, está cubierta de mármol de pies a cabeza. El oro, las pinturas, las estatuas magníficas, sobrecogen. Me llamó la atención ver que, en medio de los turistas que entraban sólo a tomar alguna foto, había personas (¡y jóvenes!), que se arrodillaban a rezar.


Pero la imagen que me capturó, la que quedó en mi memoria y con la que cierro este día, fue la de este monje.  Estaba sentado en una capillita lateral, así que ni siquiera lo vi cuando entré... Pero a la salida ahí estaba. Un hombre ya mayor, cansado, solo. Frente a él estaba una silla vacía, y sobre el altar estos cartelitos humildísimos, pero con el mensaje fundamental de la fe: MISERICORDIA. "Confesiones y bendiciones", es lo que ofrece. Y una pequeña explicación en italiano: "Dios perdona siempre, sólo basta pedirlo". "Todos nos equivocamos a veces. Yo también. Por eso pido perdón".

No sé cuántas horas al día está ahí. Esperando como Dios nos espera. Ofreciendo el mensaje más sencillo y más hondo: aquí está el Señor para regalarte su bendición y su perdón. No sé cuánta gente se acerca. Quizás debí acercarme yo misma, para darle las gracias por estar ahí, por ser - con su edad y su cansancio - el rostro mejor de la Iglesia. Creo que un día regresaré para pedir su bendición, y también perdón.
Clara Malo C. rscj