Pero la imagen que me capturó, la que quedó en mi memoria y con la que cierro este día, fue la de este monje. Estaba sentado en una capillita lateral, así que ni siquiera lo vi cuando entré... Pero a la salida ahí estaba. Un hombre ya mayor, cansado, solo. Frente a él estaba una silla vacía, y sobre el altar estos cartelitos humildísimos, pero con el mensaje fundamental de la fe: MISERICORDIA. "Confesiones y bendiciones", es lo que ofrece. Y una pequeña explicación en italiano: "Dios perdona siempre, sólo basta pedirlo". "Todos nos equivocamos a veces. Yo también. Por eso pido perdón".
No sé cuántas horas al día está ahí. Esperando como Dios nos espera. Ofreciendo el mensaje más sencillo y más hondo: aquí está el Señor para regalarte su bendición y su perdón. No sé cuánta gente se acerca. Quizás debí acercarme yo misma, para darle las gracias por estar ahí, por ser - con su edad y su cansancio - el rostro mejor de la Iglesia. Creo que un día regresaré para pedir su bendición, y también perdón.
Clara Malo C. rscj
Buena imagen para describir... El Padre que siempre espera.
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