Desde entonces, cada vez que hay un momento especialmente bueno, vuelve a aparecer la frase: "Esto SÍ es vida...." y sabemos lo que estamos diciendo: el resto de la vida, la rutina, el día a día... no es TAN vida.
Hace unos meses, estando en Roma, tuve una tarde libre y salí a caminar. Los pies me llevaron a la Plaza Navona y me compré un helado para celebrar el fin de semana. La menta deshaciéndose en mi boca, con los pedacitos de chocolate crujiendo, la tarde fresca y soleada, los colores dorados sobre los techos de la ciudad, todo se convirtió en un suspiro que me hizo reír bajito: "Esto SÍ es vida..." Y de pronto, entendí.
Entendí que mi vida religiosa, toda ella, es y ha sido Vida. Ese helado que me hizo suspirar, fue un instante de mi vida religiosa. De hecho, si mi opción de vida hubiera sido otra, posiblemente no habría estado ahí, en esa ciudad que me encanta.
Esto SÍ es vida... pero también lo fue el tiempo que viví en Xalapa o Nicaragua, riendo y llorando con situaciones muy duras de los niños y familias que acompañé. Las mañanas silenciosas en la terraza de Ayutla, o esos días locos en los que cargábamos despensas para ayudar a los damnificados de la montaña.
Es vida cuando vienen los niños en recreo a pedirme que les cuente historias. Y sí, también es vida la rutina, los pequeños pasos logrados a precio de cansancio.
Mi vida, mi vida religiosa ES vida. Qué bueno recordarlo
Clara Malo C. rscj
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