El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán
- ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...

Pedro Casaldáliga

miércoles, 16 de agosto de 2017

En neutral y sin frenos

¿Alguna vez han ido a un lavado de coches automatizado? La primera vez que entré, me sentí en una gran aventura: sentada dentro del coche, fui recorriendo las etapas: el lavado, la cera, el cepillado...
Es un lugar en la que pareciera poco probable una conexión espiritual pero, quién lo dijera, llevar a lavar el coche se ha convertido para mi en un espacio sagrado, uno de esos acontecimientos triviales que me conectan con lo profundo, con el lugar de Dios.

Después de que le quitan al coche la tierra superficial, hay que alinearlo para que entre en una "ruta" de cepillos, chorros de agua y jabón. Creo que no es muy ecológico, y me siento un poco culpable de gastar en eso, pero hay una frase que lo compensa todo:  "DÉJELO EN NEUTRAL Y QUITE EL FRENO".  Y así, me veo de pronto sentada ante el volante, pero sin ningún control sobre lo que sucede. No veo nada, porque el parabrisas está cubierto de espuma, y para colaborar en el proceso, lo único que queda es confiar, quitar el freno y soltar el volante sin moverme de mi asiento.

Cuando finalmente quitan el jabón y puedo ver lo que está frente a mi, la vista es un poco aterradora: una viga de acero va bajando peligrosamente. En realidad es sólo una manera de echar aire y secar el coche, pero me dan ganas de frenar, retroceder, hacerme pequeñita. "No frenar", dice la viga: hay que seguir, en neutral y sin frenos. Confiar en que el coche, o la viga, se detendrán cuando deben. Y así es.

Es un ejercicio de confianza que repito cada cierto tiempo, y cada vez me hace bien, porque me ayuda a poner la vida en perspectiva. Quiero vivir con los ojos abiertos, con los reflejos ágiles, con la autonomía que me da ir de un lado a otro, manejar mi vida con responsabilidad. Pero hace bien saber que, aunque siga en mi asiento, a veces hay que ceder el control, y hacerlo consciente, libre, confiadamente. Ya sea que no alcance a ver nada, o que lo que vea me asuste... estoy invitada a avanzar sin poner freno, sabiendo que el proceso entero está en unas manos más amplias que las mías. Es como un adentrarme en el misterio, y permitirme ser envuelta, cuidada, conducida. Entrar en Dios y entrar en la vida. Entrar en el presente y el futuro. Bajar las manos, acoger. Confiar.

Clara Malo C. rscj


1 comentario:

  1. Querida Clara:

    Me quedo con la invitación a leerte nuevamente en ambiente de oración y además de seguir buscando ejercitar la confianza y el "soltar".

    Gracias por compartir el té y la vida, me hace bien leerte.

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