Me
conoces por dentro.
Sabes
cuándo me siento y me levanto…
Conoces
mis pensamientos mejor que yo
y
entiendes lo que yo misma no soy capaz de entender…
Hay
cosas para las que no encuentro palabras,
que
no sé expresar…pero que tú entiendes aunque yo no las diga.
Me
sostienes, me envuelves, me abrazas
y
tienes puesta sobre mí tu mano.
Aunque
trate de esconderme, tú me encuentras.
Incluso
si no quiero dar la cara, termino encontrándote.
Si
subo a lo más alto, ahí estás.
Si
siento que he llegado a lo más bajo, también me esperas ahí.
Aunque
huya de mi misma y corra lo más lejos que pueda,
tú
estás en todas partes, para encontrarme,
guiarme,
recogerme en tu mano y protegerme.
A veces me siento en la oscuridad, y quisiera quedarme ahí.
Pero tú no dejas de ser luz, no temes a la oscuridad,
y ahí me buscas para sosegar mis miedos
y volver a encenderme e iluminarme.
Porque
tú me conoces desde siempre.
Trazaste
el diseño de mi cuerpo,
tejiste
mis riñones, cada uno de mis órganos.
Me
tocaste desde que era sólo un pedacito de vida…
Muchas
veces lo olvido, pero es un milagro que esté viva.
Haz
hecho en mí maravillas… De verdad eres increíble.
Desde
entonces me veías.
Todo
esto que soy: carne, hueso, sentimientos, espíritu.
Ahí,
cuando todavía no me conocía nadie, tú sabías cómo me iba formando.
Me
veías, y soñabas lo que podía llegar a ser.
Si yo
tratara de conocerte así, no acabaría.
¿Qué
te puedo decir? Me quedas grande.
A
veces no te entiendo… pero sé que ahí estás.
No
importa lo que piense, al final, estoy contigo.
No
entiendo, por ejemplo, por qué siguen vivos los que causan tanto mal.
Yo
quisiera que desaparecieran así, de repente.
Me
duele ver tanto dolor. Me da asco ver tanta violencia.
Tú
conoces mi corazón, con todas sus mezclas.
Ven, entra en cada rincón. Quiero que me conozcas más.
Tal vez así también yo misma me conozca mejor
y pueda moverme desde tu lógica…
Llévame de verdad por tu camino.
Salmo 139 (versión libre)