El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán
- ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...

Pedro Casaldáliga

domingo, 16 de junio de 2013

Feliz día, Abbá...

Hoy  estaremos inundados de propaganda por el “Día del Padre”. Es una fiesta que llevo 35 años sin celebrar, y que a veces viene acompañada de un dejo de nostalgia. Los últimos años de primaria, significó hacer tarjetas de felicitación que en realidad eran para mi mamá.  Con el paso del tiempo, ha sido también  una buena ocasión para hablar/orar con mi papá: llorar su ausencia, agradecerle el enorme cariño y complicidad que experimenté con él esos 10 años que pude tenerlo, o sentirlo "presente" desde el cielo. 

Pero hoy leí en facebook un comentario que me hizo sonreír: “Nunca he sabido si el Día del Padre le afecta a Dios… en todo caso,  feliz día del Padre a Dios Padre”.  Era un comentario a esta imagen bellísima, que me recordó el texto de Oseas: 
Vincent Van Gogh. "Primeros pasos". 1890. Detalle.

"Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo... Yo enseñé a Efraím a caminar, tomándole por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer". (Oseas 11, 1-4)

Estos días me ha tocado hablar en distintos lugares sobre nuestras imágenes de Dios y los nombres que usamos para nombrarle:  Padre, Todopoderoso, Amigo, Pastor. También de las imágenes femeninas que usó el mismo Jesús: una mujer que barre, una que prepara pan... Finalmente son aproximaciones para nombrar nuestra experiencia de Dios, que va acompañada de ternura, fidelidad, cercanía, crecimiento. Pues hoy, Día del Padre, me nace reivindicar el nombre más usado por el mismo Jesús: Abbá, papá.  Y hacerlo con gratitud, como un gesto también de justicia con Aquél que nos enseña a caminar cada día. 

Esto de lo paternal puede ser muy ambivalente. Hoy veremos fotos de papás cargando bebés o enseñando a andar en bicicleta. Pero para muchos, el nombre "papá" va ligado a experiencias de dureza y exigencia, de miedo y distancia.  No tendría que ser, pero es. Y lo mismo nos pasa con Dios...  El comentario completo, ese que vi esta mañana, hacía alusión a esa idea que tenemos: "Es un Padre duro, que una vez mandó el diluvio... Pero es Padre al fin".  Es decir, 'lo reconozco como Padre aunque no me gusta mucho'. 

Mi experiencia es radicalmente distinta. Tuve suerte de tener un papá que hablaba conmigo sobre libros a los 8 años, que me contactó con la Biblia antes de los 6, con quien me acurrucaba a ver películas de miedo, que me hizo sentir querida y entendida. Pero he sido igual de afortunada de conocer el corazón de un Dios al que podemos llamar Padre, que me ha abierto horizontes más allá de mi imaginación. Que me ha guiado en el proceso de ser una mujer adulta. Que me ha regalado la libertad, la confianza y la experiencia del amor. Y ESE no es "mi" papá, es Nuestro, tuyo y mío. Ese es el modo de ser de un Padre que compartimos todos, el que nos mostró Jesús. 

Hoy me siento orgullosa de llamarlo "Padre".  Gracias Abbá, Padre Nuestro. Felicidades en tu día... 
Clara Malo C.  rscj

Vincent Van Gogh. "Primeros pasos". 1890

sábado, 25 de mayo de 2013

Abrir las puertas de la Iglesia


"Quienes se acercan a la Iglesia deberían encontrar las puertas abiertas, y no encontrarse con controladores de la fe", dijo hoy el Papa Francisco...  Esta fue su homilía: 

El evangelio del día nos habla de cómo Jesús reprende a los discípulos que intentaban alejar a los niños que la gente llevaba a bendecir. “Dejen que se acerquen a mí y no se lo impidan. Porque el Reino de Dios pertenece a quienes son como ellos”. La fe del pueblo de Dios – señala el Papa – es una fe sencilla, una fe que tal vez no tiene mucha teología, pero hay una teología interior que no se equivoca, porque el Espíritu está tras ella. Y para explicar esta formulación teológica añade: “Si quieren saber quién es María, vayan con los teólogos, que les explicarán exactamente quién es ella. Pero si quieren saber cómo amar a María, vayan con el pueblo de Dios, que les enseñará mejor”. “El pueblo de Dios, -continuó el Papa- siempre está pidiendo estar más cerca de Jesús, a veces pueden ser muy insistentes en esto, pero es la insistencia de los que creen”.

Recuerdo una vez, al salir de la ciudad de Salta, en la fiesta patronal, que había una señora muy humilde que quería la bendición de un sacerdote. El cura le dijo, ‘bueno, pero si usted ya estuvo en la misa’, y le explicó toda la teología de la bendición de la misa, y lo hizo bien. “Bueno, padre, gracias, padre”, decía la mujer. Cuando el sacerdote se fue, la mujer se volvió hacia otro sacerdote y le dijo: ‘¡Deme la bendición!’. Las palabras del primer sacerdote no hicieron eco en ella, porque su necesidad era otra: necesitaba ser tocada por el Señor. Esa es la fe que buscamos, la fe que nos da el Espíritu Santo. Debemos facilitar esta fe, hacerla crecer, ayudarla a crecer.

El Papa también recordó la historia del ciego de Jericó, que fue reprendido por los discípulos por gritarle al Señor: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”. “El evangelio dice que ellos no querían que el gritara, pero él insistió gritando todavía más. ¿Por qué? ¡Porque tenía fe en Jesús! El Espíritu Santo había puesto esta fe en su corazón. Y ellos le decían: ‘No, no puedes hacer eso. No puedes gritarle al Señor. Va contra el protocolo, es la segunda Persona del la Santísima Trinidad, fíjate en lo que estás haciendo,!’ Es como si le dijeran eso, ¿no?”

Y evocó entonces la actitud de muchos cristianos: “Hay cristianos buenos, gente de buena fe, por ejemplo el secretario o la secretaria de una parroquia: ‘buenos días, buenas tardes, nosotros dos – una pareja de novios- queremos casarnos’ Y en lugar de decirles ¡Qué bueno! Les dice: ‘Hm, muy bien, tomen asiento; si quieren la misa, cuesta tanto…’ Es decir, en lugar de recibir una bienvenida cálida, el mensaje de que es una buena cosa que se casen, la respuesta es: ‘a ver, ¿traen su certificado de bautismo?, muy bien…’ De hecho, lo que están encontrando es una puerta cerrada, cuando estaba la posibilidad de abrir una puerta, aprovechando la ocasión de un matrimonio. Muchas veces somos controladores de la fe, en lugar de convertirnos en facilitadores de la fe de la gente." 

Y siempre tenemos la tentación – dijo el Papa – de “apropiarnos del Señor”. Y contó esta otra historia:
“Piensen en una madre soltera que va a la Iglesia y le dice también a la secretaria de la parroquia: ‘quiero bautizar a mi hijo’. Y entonces este cristiano, esta cristina, le dice: ‘No, no se puede porque usted no está casada’. Piensen en esta chica que tuvo el valor de llevar adelante su embarazo en lugar de regresar al niño al remitente… ¿y qué encuentra? ¡Una puerta cerrada! ¡Eso no es celo! ¡Está lejísimos del Señor! ¡No abre las puertas! Cuando vamos por ese camino, cuando tenemos esta actitud, no le hacemos bien a la gente, al Pueblo de Dios. Porque Jesús instituyó siete sacramentos, pero con esta actitud estamos estableciendo el octavo: el sacramento de la Aduana Pastoral.” 

“Jesús se indigna cuando ve estas cosas – subrayó el Papa – porque quien sufre es el pueblo fiel, ese pueblo al que Jesús ama tanto”.
“Hoy pensemos en Jesús, quien siempre nos ha querido cerca de sí, pensemos en el Santo Pueblo de Dios, la gente sencilla, que quiere acercarse a Jesús, y pensemos también en tantos cristianos de buena voluntad que están equivocados, y que en lugar de abrir la puerta la cierran, pensando que actúan bien… Pidamos al Señor que todos los que se acercan a la Iglesia encuentren las puertas abiertas, abiertas para encontrarse con el amor de Jesús. Pidamos esta gracia”.


(Homilía del Papa Francisco. 25 de mayo 2013)
Traducido de Radio Vaticano

martes, 21 de mayo de 2013

A 15 centímetros

En estos días estoy en Cuernavaca acompañando Ejercicios Espirituales a un grupo de jóvenes y algunas religiosas.  Puse en Facebook una foto del lugar y me hizo gracia que un amigo comentó: "¡Así que chiste! Ahí, para donde uno voltee, Dios está a 15 centímetros..."
La verdad es que la frase me dejó pensando. ¿Somos conscientes de que, ahí donde estamos, Dios está a 15 centrímetros de distancia? Incluso mucho menos.  Claro, es mucho más evidente en un lugar como este, un rinconcito de bosque que uno no pensaría encontrar en la ciudad. Para donde voltees, efectivamente, ves árboles, pasto verde e incluso un puente colgante. Una vista que inspira paz y también invita al riesgo. Casi sin palabras, una puede susurrar continuamente: "aquí estás".
Por la mañana tuvimos una pequeña oración guiada, invitando a respirar pausada y conscientemente, palpando la respiración y sintiendo que con el aire iba entrando dentro de nosotros el Espíritu de Dios. Así de cerca está; a veces listo para tomar nuestra mano y otras veces a una distancia más discreta, más prudente.

Hace poco se me vino otra imagen muy clara para entender algo más sobre ese modo de presencia de Dios. Me contaron que una persona a quien quiero mucho estaba pasando por una situación muy difícil, y que posiblemente querría hablar conmigo. No podía llamarla yo, y generalmente el único medio de comunicación que tengo con ella es el internet, así que abrí literalmente todos los canales que se me ocurrieron: skype, gmail, facebook... y esperé. Pasé todo el día haciendo diferentes tareas, mientras miraba de reojo cada una de las ventanitas que tenía abiertas y verificando si llegaba algún correo. Para la noche no había recibido señales de vida, y sólo podía intuir la complejidad de la situación, pedir por las personas involucradas y 'sentir' con ellas. Y entonces entendí. Así nos espera Dios. Mantiene sus ventanas abiertas; su foquito verde está permanentemente encendido, con tal de que yo también 'abra' mi chat.  La pregunta es si nosotros nos conectamos o no. Si yo no me conecto, da lo mismo que del otro lado alguien espere y su estado sea 'visible'.
¿Qué necesitamos para conectarnos? Quizás el simple esfuerzo de buena educación de dejar lo que estamos haciendo, cerrar nuestras otras 'ventanas' y tomar conciencia. Respirar profundo. Callarnos.
Un muy buen comienzo para el encuentro.
Clara Malo C. rscj

jueves, 14 de marzo de 2013

¿Una primavera en la Iglesia?

Son tiempos de esperanza. Ahora que se usa más el escepticismo, declaro sin pena que hoy me emocioné y que se renovó mi confianza en el Espíritu de Dios que se hace presente.

LO QUE ME CONTARON:

Platicando con un jesuita argentino nos decía sobre el Cardenal Bergoglio, ahora Papa Francisco:
"Puedo decir que es una excelente persona, un excelente cura, un excelente pastor. Un hombre sumamente sencillo, que no tiene chofer y que prefiere moverse en metro. Ya siendo arzobispo, visitaba a las familias de la parroquia en la que había sido sacerdote. Te lo podías encontrar en la calle como si nada, siempre muy cercano.  Es un hombre abierto, nada ortodoxo, que da un mensaje de inclusión. Por ejemplo, ha organizado círculos de diálogo con divorciados vueltos a casar. 
Realmente la gente lo quiere mucho... Hay señoras de la parroquia que todavía hablan de él como "el padre Jorge" y cuentan cómo les ayudó para techar su casa. Tiene un gran sentido social y una opción por los pobres clara. Acompañó y apoyó a los sacerdotes que trabajan en las villas (zonas populares). Como obispo, ayudó a la reconciliación entre los sacerdotes de la diócesis..."
La dictadura en Argentina coincidió en parte con el tiempo en que fue Provincial de los jesuitas. Un tiempo muy difícil.  Algunos lo han acusado de no defender a jesuitas que fueron secuestrados por los militares.  Pero la otra versión dice que los sacó de donde estaban para salvarles la vida...

LO QUE VIMOS:

El gesto de pedir ser bendecido por el pueblo antes de dar la bendición fue conmovedor, pero hay otros gestos igual de significativos que hay que tomar en cuenta:
- Todo el tiempo se situó como "obispo de Roma". No usó la palabra Papa para referirse a sí mismo ni tampoco para Benedicto XVI.  Se presentó como el obispo de una diócesis, Roma,  llamada a orar por las otras diócesis del mundo como una hermana mayor.   Aunque muchos esperarían pronunciamientos sobre otros temas, este es un gesto muy revolucionario, porque está recuperando la visión de Iglesia del Concilio Vaticano II. Implica acotar el poder del Papa para hacerse "el primero entre sus iguales" y caminar para que haya una relación más horizontal entre él y los obispos. Y me atrevo a pensar que este puede ser un paso que ayude también a la reconciliación con las Iglesias de Oriente.
- El nombre, Francisco, dice muchísimo. Hay quienes preguntan si es por Francisco Xavier, el gran misionero jesuita, o por Francisco de Asís, el pobre. No lo sé de seguro, pero me parece que es por el de Asís, el que reconstruyó la Iglesia al volver a la sencillez y la pobreza, a la fraternidad universal y el amor apasionado por Jesús.  Este vagabundo se paseaba en estos días con el letrero: "Francisco, Papa" y explicaba que se necesitaba otro Francisco para reconstruir la Iglesia...
- Apareció vestido de blanco, sin los ropajes extra que se habían puesto todos los anteriores. Es un signo  de sencillez que también habla...
- Toda la actitud fue la de un párroco que llega a saludar a su parroquia. Que invita a la oración y arranca con una que todos se saben: el Padre Nuestro. Que pide que lo bendigan y consigue que una plaza inmensa quede en silencio.

LO QUE PODEMOS ESPERAR:

Por lo pronto, un Papa que ayudará a poner la mirada en el pueblo de Dios. Y no se va a tentar el corazón para denunciar a quienes alejan a la gente. Para muestra, las palabras que dijo en una misa (llena de sacerdotes y otros obispos) apenas el año pasado: 
"...en nuestra región eclesiástica hay presbíteros que no bautizan a los chicos de las madres solteras porque no fueron concebidos en la santidad del matrimonio. Éstos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron a la Iglesia. Los que apartan al pueblo de Dios de la salvación. Y esa pobre chica que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo la valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en parroquia para que se lo bauticen.
No a la hipocresía. No al clericalismo hipócrita. No a la mundanidad espiritual, porque esto es demostrar que uno es más empresario que hombre o mujer de evangelio.
Sí a la cercanía. A caminar con el pueblo de Dios. A tener ternura especialmente con los pecadores, con los que están más alejados, y saber que Dios vive en medio de ellos..." 


Otra cosa, es un Papa al que se le va a entender. Va a hablar directo, con claridad y para todo el mundo.

Ya vimos que es cercano y dicen que es abierto, pero ¿abierto en qué?  Más vale tener claro que hay temas en los que la Iglesia no se va a mover pronto. Es una máquina grande y se mueve despacio, además de que es una institución basada en la continuidad de la tradición.  Es decir, cada pequeño cambio significa mucho, porque nadie contradice lo fundamental del mensaje "de los antepasados", por así decirlo. 

Hay temas en los que quizá haya una apertura pastoral, como el de los divorciados que se vuelven a casar, pero no esperemos, por ejemplo, que se modifique la postura frente al matrimonio homosexual, o el sacerdocio de la mujer. ¿Eso lo vuelve homofóbico y misógino? No necesariamente. Es simplemente que la estructura teológica y cultural de todos los obispos en este momento es conservadora. Hablar de "matrimonio" y "ordenación" toca dos sacramentos, y no es fácil cambiar el esquema.  Como dijo el otro día Timothy Dolan, el arzobispo de Nueva York : "Todos esperan que el futuro Papa haga cambios, pero parte de la descripción del puesto es que le toca conservar..."  Así lo entienden ellos.  Pero la actitud hacia las personas concretas, esa sí que puede cambiar.
Hay otros puntos, también urgentes, en los que creo que podemos tener esperanza: la centralidad de los pobres, la coherencia de los sacerdotes, una visión más misericordiosa sobre lo humano.

La verdad es que en estos tiempos de Iglesia, y conociendo la mentalidad de algunos obispos, sacerdotes, seminaristas e incluso sacristanes laicos, me da esperanza esta foto en la que Bergoglio está lavando los pies a una mujer. Ya tengo una imagen para enseñar la próxima vez que en una parroquia me digan que el Jueves Santo  en el lavatorio de los pies sólo puede haber apóstoles hombres, porque así lo quiso Jesús. Resulta que el nuevo Papa entiende que apóstoles somos todos: hombres y mujeres, niños y adultos. Y que hay que lavarnos los pies unos a otros.

Como lo dijo él mismo: Que Dios nos conceda esta gracia de la cercanía, que nos salva de toda actitud empresarial, mundana, proselitista, clericalista, y nos aproxima al camino de Él: caminar con el santo pueblo fiel de Dios. Que así sea.

miércoles, 13 de marzo de 2013

En el regazo de Dios


La lectura de hoy es del libro de Isaías. Una belleza. 
Esta mañana recé escuchando "Rezando voy", y para mi sorpresa, nos invitaban a sentarnos en el regazo de Dios y escuchar su susurro, diciéndonos estas palabras: 

"En los días buenos te he respondido. Cuando las cosas iban bien yo estaba contigo. Te cuidé y te hice sentir que éramos aliados. También en tus sombras, en los días grises, en los momentos de oscuridad, he querido gritarte: “¡Ánimo! ¡Sal! ¡Ven a la luz!” “No te rindas”.
Habrá en tu camino lugares donde descansar. Habrá pan en tu mesa, y aunque haya etapas de desierto, te llevaré hacia oasis donde puedas reponerte. Yo, que te guío, te quiero con pasión. Haré que tus pasos encuentren el sendero y que puedas sortear las dificultades. E igual que tú, otros muchos, hombres y mujeres, de todos los países, de todos los tiempos. Juntos cantaréis, y os alegraréis, cuando os deis cuenta de quién soy Yo.
Sé que a veces pensarás que te he abandonado, que no me oirás, que te asaltará la duda, la desazón o la incomprensión, y te preguntarás si acaso te quiero. Pues bien, no lo dudes: jamás te olvidaré ni dejaré de amarte. Más incluso de lo que una madre quiere al hijo salido de sus entrañas. Yo, tu Dios, te quiero..."
La "traducción" no es mía, es de José Ma. Rodríguez Olaizola. Y después de leerla, creo que no necesito decir nada más...