El corazón lleno de nombres

Al final del camino me dirán
- ¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres...

Pedro Casaldáliga

miércoles, 26 de enero de 2022

Es hora de brillar

Jesús les dijo también: «Cuando llega la luz, ¿debemos ponerla bajo un macetero o debajo de la cama? ¿No la pondremos más bien sobre el candelero? No hay cosa secreta que no deba ser descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz...»

Les dijo también: «Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. Sépanlo bien: al que tiene se le dará más, y al que no tiene se le quitará incluso lo que tiene.»  (Marcos 4, 21-25)

La parábola de la luz nos invita a compartir con valentía, con frescura, con alegría, los dones que tenemos y la verdad que hemos recibido. Pero ¿qué quiere decir eso de que “al que produce se le dará más y al que no produce se le quitará incluso lo que tiene”? ¿No es una injusticia? Aparentemente, sí, pero si pensamos en los efectos de la “luz”, nos damos cuenta de que, cuando compartimos con alegría, la alegría se multiplica. Lo mismo pasa con la libertad, la consolación, la esperanza, el amor… El que tiene amor y lo comparte, tendrá cada vez más amor. El que tiene (y da) poco amor, se va apagando, se aísla, y tristemente puede perder lo poquito que tiene. No perdamos la esperanza: es momento de salir de debajo de la cama… ¡y brillar!

Clara Malo C. rscj

En la tormenta

Los momentos de dificultad ponen a prueba nuestra imagen de Dios. Algunos sienten que son momentos en que Dios los abandona. Otros tienen la falsa  idea de que, si pasa algo malo, es porque Dios los eligió para sufrir. Hay personas que, incluso, le piden “que  mejor no se acuerde de ellos”.

Fijémonos en las acciones de Jesús: ve a sus discípulos, se da cuenta de que van agotados, se acerca hacia ellos, les da ánimo, les pide no tener miedo. 

En nuestras dificultades, recordemos que Jesús nos ve, se da cuenta de lo que nos pasa y, si se acerca, es porque desea ayudarnos. Dejemos que entre a nuestra barca, que navegue con nosotros en la tormenta… Seguramente se irá calmando el viento.

Clara Malo C. rscj