"Estrella que surges en nuestras tinieblas,De pronto caí en la cuenta: todo eso es muy bonito, pero muy lejano. Las estrellas son brillantes, pero inalcanzables. Y Dios es también cercanía, confianza, intimidad.
lucero divino de gran respandor;
Oh Sol que vences la noche del mundo,
tú, luz eterna, Oh Cristo Jesús..."
Yo traía rondando la pregunta: ¿Por qué te encarnaste? Y fue llegando la respuesta sorprendente: Porque ser sólo Dios hubiera sido demasiado solitario. No basta ser estrella, luz, sol, camino... Quería otras palabras más sabrosas: ser amigo, mano, hombro, piel, mejilla...
Y más espectacular se ponía la bóveda: impresionante, preciosa, perfecta... y su respuesta era clara: es precioso, pero muy lejano. Quiero la cercanía de ser humano.
Recordé un fragmento de un poema de Casaldáliga:
"Y cuando el Templo, en su esplendor,
lo ofusca,
rompe infantil el vientre de María"
Hacerse sencilla, cercanamente humano... ¿Será que nosotros mismos aprenderemos eso?