Tengo un ritual desde hace algunos años: me levanto temprano, bajo a la cocina por un té y me siento un rato largo en un rincón silencioso. Si estoy en mi casa, es en el sofá de arriba. Con mi vida viajera, si amanezco en otra casa puedo quedarme en mi cuarto, buscar la capilla o cualquier lugar donde sé que no pasará nadie.
Suele ser el mejor momento del día. Antes, me servía para organizar mis ideas, para hablar con Dios o escribir en mi cuaderno. Últimamente noto que lo importante es callar... y sí, estar con Dios. Sentirme a veces invadida por su presencia; a veces, sutilmente acompañada.
También puede pasar que sucumba a la tentación de encender la computadora (la música es un buen pretexto), checar mi correo y así empezar el trajín del dia. Pero a esa hora, incluso si estoy dispersa permanece la sensación de contacto.
Por eso el blog tendrá este nombre. Es el espacio para compartir algunas de las reflexiones tejidas en esos espacios de té y silencio, mientras va llegando la luz de la mañana.
¿Quién leerá esto? Posiblemente mi mamá y 3 ó 4 amigas. Pero a aquellos que se asomen... bienvenidos, bienvenidas.
Puede que yo sea esa amiga que hace cuatro... o la que hace cinco. Quien sabe. Pero aquí estaré, dispuesta a leer, compartir, reflexionar contigo. un abrazo. Teresa
ResponderEliminarHola Clara,
ResponderEliminarGracias por atreverte a compartir un espacio con un nombre que evoca tanta intimidad. Me encanta la idea.
Un abrazo grande.
Muchas veces el silencio es lo mejor que podemos tener, momentos para conectarnos con lo sublime, con el amor, con Dios. Ojalá todos hicieramos ésta rutina todos los días. gracias Clara por compartirlo. Marta
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