José y María vienen camino a Belén. Podemos imaginar a todos los que lo esperan, aún sin saberlo...
El pesebre está esperando... Ese refugio, poco humano fuera del trabajo cotidiano de limpiarlo y dar alfalfa a los animales, espera convertirse en un espacio capaz de acoger la vida de Dios.
Los pastores están esperando... Metidos en su vida cotidiana. Cansados no
sólo del trabajo, sino también de la pobreza, del futuro incierto, de la
violencia, de las pequeñas miserias de su vida... Esperan un salvador.
Los ángeles esperan... Tienen el canto listo, porque su mayor deseo
es anunciar una gran alegría. Poder ser portavoces de una Buena Noticia que no
es una promesa más o menos lejana, sino certeza y cumplimiento: “Les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el
pueblo...” Y como Jesús diría muchos años después: “Y su
alegría nadie se las podrá quitar”.
Me encantan tus publcaciones "con el te de la mañana.
ResponderEliminarClara, que inicie un bendecido año, gracias por ser transmisora del Mensaje, gracias por tu luz. te quiero mucho.
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