Los momentos de dificultad ponen a prueba nuestra imagen de Dios. Algunos sienten que son momentos en que Dios los abandona. Otros tienen la falsa idea de que, si pasa algo malo, es porque Dios los eligió para sufrir. Hay personas que, incluso, le piden “que mejor no se acuerde de ellos”.
Fijémonos en las acciones de Jesús: ve a sus discípulos, se da cuenta de que van agotados, se acerca hacia ellos, les da ánimo, les pide no tener miedo.
En nuestras dificultades, recordemos que Jesús nos ve, se da cuenta de lo que nos pasa y, si se acerca, es porque desea ayudarnos. Dejemos que entre a nuestra barca, que navegue con nosotros en la tormenta… Seguramente se irá calmando el viento.
Clara Malo C. rscj
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