Jesús les dijo también: «Cuando
llega la luz, ¿debemos ponerla bajo un macetero o debajo de la cama? ¿No la
pondremos más bien sobre el candelero? No hay cosa secreta que no deba ser
descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz...»
Les dijo también:
«Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará
para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. Sépanlo bien: al
que tiene se le dará más, y al que no tiene se le quitará incluso lo que
tiene.» (Marcos 4, 21-25)
La
parábola de la luz nos invita a compartir con valentía, con frescura, con
alegría, los dones que tenemos y la verdad que hemos recibido. Pero ¿qué quiere
decir eso de que “al que produce se le dará más y al que no produce se le
quitará incluso lo que tiene”? ¿No es una injusticia? Aparentemente, sí, pero
si pensamos en los efectos de la “luz”, nos damos cuenta de que, cuando
compartimos con alegría, la alegría se multiplica. Lo mismo pasa con la
libertad, la consolación, la esperanza, el amor… El que tiene amor y lo
comparte, tendrá cada vez más amor. El que tiene (y da) poco amor, se va
apagando, se aísla, y tristemente puede perder lo poquito que tiene. No
perdamos la esperanza: es momento de salir de debajo de la cama… ¡y brillar!Clara Malo C. rscj
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